En Justicia e Interior

– Miguel Moltó –

La crisis y algunos de sus efectos en la economía española         

El euro fue la historia de un éxito en los primeros 10 años de su existencia (1999-2008). Sin embargo, a partir de 2008 la eurozona se va a ver afectada por una crisis financiera que se trasladará a la economía real y a la que se unirá a partir de 2010 la crisis de deuda soberana. España no ha sido ajena a esta crisis y los efectos de la misma sobre el crecimiento y el empleo han sido muy negativos en nuestro país, aumentando de modo notable la desigualdad en estos años. El PIB per cápita en nuestro país medido en paridad de poder adquisitivo y con el índice 100 para la UE28 se situó por debajo de 100 a partir de 2010, siendo 94 al finalizar 2013 (último año publicado por Eurostat en junio 2015), esto es, 9 puntos por debajo del existente en 2007 (103).

La zona euro no estaba dotada de instrumentos para hacer frente a esta crisis. Hasta prácticamente 2010 no se pondrá en marcha la nueva gobernanza económica, que intentará dar respuesta a las diferentes crisis. Si en un primer momento se reaccionó con políticas expansivas, los efectos que las mismas tuvieron sobre el déficit público y sobre la deuda pública de muchos países hicieron sonar las alarmas, y se pasó a una política de austeridad muy agresiva que dio como resultados dos recesiones en el conjunto de la zona euro.

España no ha sido ajena a esta situación y ha sufrido los efectos negativos de tales recesiones. Por lo que se refiere al Producto Interior Bruto, cayó casi 7 puntos en el período 2009-2013. En cuanto al paro, si en 2007 era el 8%, en 2013 se situó en el 26%, con un paro juvenil que llegó al 53%. La desigualdad, medida por el coeficiente de Gini, fue en 2012 la mayor de la UE a 27. Estos resultados tan negativos no los sufrió ninguno de los principales países de la eurozona. El déficit público llegó al 7% del PIB en 2013, la deuda pública pasó de un 37% del PIB en 2007 al 94% en 2013, la deuda de las sociedades no financieras representaba el 99% del PIB en 2013, la deuda de las instituciones financieras el 109% del PIB y la de los hogares el 84% del PIB. En resumen, la deuda total española en 2013 se situaba en el 386% del PIB (en Francia era el 395% y en Alemania el 274%). La deuda externa estaba cercana al 100% del PIB (78% en 2007).

España comenzó a salir de la crisis en el segundo semestre de 2013, y en la actualidad todas las previsiones, tanto de organismos nacionales como internacionales, sitúan su tasa de crecimiento a finales de 2015 en torno al 3%, por encima de la de Alemania, Francia e Italia. El tendón de Aquiles de la economía española sigue siendo el paro (22%), que duplica  la media de la zona euro (11%). En paro juvenil superamos el 50%.

El hecho de que la crisis afectara de modo tan negativo a nuestro país tiene que ver con los desequilibrios macroeconómicos que tuvieron lugar en el período 1999-2007. Así, podemos citar que nuestra tasa de inflación era superior a la media comunitaria, lo que se traducía en una apreciación del tipo de cambio efectivo en términos reales, con el consiguiente efecto negativo sobre la balanza comercial; el coste salarial unitario también crecía por encima de la media comunitaria y el crecimiento de nuestra productividad por hora trabajada era, por el contrario, inferior a la media comunitaria. Por último, es necesario destacar que el sector inmobiliario jugó un papel clave en la fase de expansión del período citado, aunque a costa de un fuerte endeudamiento del sector privado y de las instituciones financieras, especialmente en el exterior, lo que se tradujo en un aumento notable de la deuda externa española. El estallido de la burbuja inmobiliaria en el tercer trimestre de 2008 será el factor principal que desencadenará la recesión española de 2009.

La evolución negativa de la economía española, y especialmente de su sector financiero, se tradujo en una desconfianza de los inversores hacia España, cuya prima de riesgo se situó por encima de los 600 puntos básicos en el verano de 2012. Ante esta situación, el gobierno español solicitó al Eurogrupo asistencia financiera para ayudar a las instituciones financieras con graves problemas. Nuestros socios pusieron a disposición del gobierno español 100 mil millones de euros en condiciones de tipos de interés y plazo de vencimiento muy ventajosos. Finalmente, las autoridades españolas optaron por disponer solo de unos 40 mil millones de euros del total de aquella cifra. El rescate bancario español es otro claro ejemplo del paraguas protector de la zona euro y de la solidaridad de nuestros socios.

Podemos concluir que la pertenencia de España a la UE y a la zona euro ha tenido más ventajas que inconvenientes en el ámbito económico. Como ejemplos podemos citar: la modernización de algunos sectores para hacerlos más competitivos, los beneficios que le ha reportado el mercado único, la cuantiosa ayuda recibida en acciones estructurales y el paraguas de la pertenencia al euro ante la crisis que le ha permitido solventar situaciones difíciles a través de la actuación del Banco Central Europeo y recibir una asistencia financiera para ayudar a los bancos españoles con dificultades.

Para el futuro España deberá ir corrigiendo sus desequilibrios y dar mayor prioridad a la inversión en investigación, desarrollo e innovación. Haber fijado en la Estrategia Europa 2020 como objetivo para dicho año una inversión del 2% del PIB en este indicador supone alejarse de nuestros principales competidores en este ámbito, fundamental para el desarrollo de un país.

 

Miguel Moltó. Catedrático de Economía Aplicada. Universidad de Alicante.

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