En Justicia e Interior

– Rubén Campos – 

La creciente importancia global de la región de Asia es una realidad cada vez más consolidada. El debate sobre si el siglo XXI supondrá un giro definitivo de la realidad geopolítica y económica desde el eje atlántico, que ha dominado las relaciones internacionales en los últimos dos siglos, al eje pacífico es fundamental para el futuro de Europa y la UE debería jugar un papel protagonista.

La Unión Europea reconoce que la relación con una región tan diversa y dinámica es uno de sus grandes retos. Estamos hablando de la zona más poblada del planeta, con muchos países todavía en vías de desarrollo y otros emergiendo de manera cada vez más visible como actores claves del orden internacional. Dentro de dicha región destaca la influencia e impacto ineludible de China como gigante económico y político, pero también existen otros países significativos como Corea del Sur, India, Indonesia o Japón, todos ellos miembros permanentes del G20, cuyo compromiso con los valores y principios democráticos, que son el eje del proceso de construcción europea, deberían ser un estímulo para profundizar en nuestra relación con ellos.

Actualmente existen procesos en marcha de diálogo político y fortalecimiento de vínculos económicos a través de tratados de libre comercio, algunos ya consolidados como con Japón y otros todavía en negociación como con Corea del Sur, India y la ASEAN. Los procesos de diálogo existentes están produciendo también acuerdos de cooperación en temas relacionados con la seguridad global y regional, así como en campos que van desde el turismo, la tecnología o la investigación.

Mi propuesta para la Unión Europea sería potenciar una estrategia de acercamiento y conocimiento mutuo a medio plazo a través de un programa ambicioso de intercambio de estudiantes, profesores y jóvenes profesionales con prioridad para los países asiáticos que tienen un sistema político y de valores democráticos similar al europeo. El objetivo de dicho programa sería fomentar el conocimiento mutuo de las generaciones jóvenes actuales que están llamadas a liderar un mayor acercamiento entre nuestras dos regiones.

Ya hay iniciativas en marcha en este sentido como el Programa Erasmus+ y Erasmus Mundus que han posibilitado en los últimos años un incipiente y prometedor nivel de intercambios. De forma más específica en relación con Asia, la iniciativa SHARE (acrónimo que significa compartir en inglés), es un programa de la Unión Europea y la Asociación de Países del Sudeste Asiático (ASEAN en sus siglas en inglés) para fortalecer la cooperación regional y mejorar la calidad, la competitividad regional y la internacionalización de las instituciones de educación superior y los estudiantes de la ASEAN. Con este proyecto actualmente en marcha se busca promover la armonización regional de la educación superior e introducir un programa de becas y ayudas ASEAN inspirada en el exitoso programa Erasmus europeo, que recientemente cumplió su trigésimo aniversario.

Mi propuesta sería ir un paso más allá, con un presupuesto y objetivos más ambiciosos y centrada específicamente en los países asiáticos citados anteriormente, que son un ejemplo exitoso de cómo intentar hacer compatible un sistema democrático y de respeto a los derechos humanos con un proceso de crecimiento económico. Tender puentes con estos países debería ser una prioridad si queremos construir alianzas con actores que compartan nuestra visión del mundo en otras regiones, especialmente ante el reto que supone la emergencia de países no democráticos en el escenario internacional.

La propuesta pretendería ir más allá del intercambio de estudiantes y profesores entre centros universitarios. Para poner en marcha una iniciativa de estas características y con el liderazgo de la Unión Europea sería fundamental involucrar no sólo a los gobiernos e instituciones educativas europeas y de estos países, sino también a las empresas punteras de ambas regiones para que por una parte contribuyan económicamente a la iniciativa y por otra que también ofrezcan la oportunidad de conocer y aprender otras formas de trabajar en entornos culturales diversos a los jóvenes beneficiarios.

Los intercambios no deberían quedarse sólo en el nivel empresarial o de las universidades o escuelas de negocios. Un ámbito habitualmente poco tenido en cuenta, pero de una influencia e impacto cada vez mayor en nuestras sociedades, son los centros de investigación especializados y think tanks. El programa podría priorizar aquellos centros que dediquen habitualmente recursos y proyectos a promover la relación entre la Unión Europea y Asia, como una manera de ampliar las perspectivas de sus investigaciones con aportaciones de jóvenes profesionales provenientes de ambas regiones.

Sería importante que esta iniciativa tuviera una campaña atractiva de difusión que sirviera no solamente para motivar y entusiasmar a jóvenes prometedores de ambas regiones a solicitar una oportunidad de intercambio, sino para trasmitir a la opinión pública en general las ventajas de una colaboración más estrecha entre países de regiones separadas por la distancia y unos lazos históricos no necesariamente estrechos, con culturas variadas, pero con valores y principios democráticos compartidos y por tanto intereses coincidentes en muchos campos del escenario internacional.

Un marco apropiado para desarrollar este programa podría ser la Fundación Asia-Europa (ASEF en sus siglas en inglés) cuyo labor promueve una mayor comprensión mutua entre Asia y Europa a través de intercambios intelectuales y culturales. ASEF es una fundación instrumental de la Reunión Asia-Europa (ASEM en sus siglas en inglés), una iniciativa que surgió en 1996, cuando los líderes de 25 países europeos y asiáticos, junto con la Comisión Europea, se reunieron en Bangkok (Tailandia) para crear la plataforma de encuentro político y cultural más importante entre estas dos regiones. Con el tiempo se ha ido expandiendo hasta contar con la participación de 53 países y organizaciones intergubernamentales de ambas regiones.

Desde su creación en 1997 la ASEF ha unido a más de 20.000 personas de Asia y Europa e implementado unos 700 proyectos relacionados con temas culturales, de economía, educación, salud pública y desarrollo sostenible. Con una dotación presupuestaria adicional adecuada y el apoyo de los países miembros podría poner en marcha una iniciativa de esta magnitud, que serviría para generar una ventaja estratégica en nuestra relación con los países democráticos de la región en crecimiento más relevante del mundo en estos momentos. ­­­­

Rubén Campos. Programs Coordinator en Club de Madrid.

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