En Ciudadanía, Educación, Cultura, Otra Políticas de la UE, Principios y Valores

-Jaume Duch –

Aunque suene recurrente, resulta imposible hablar del futuro de Europa sin mencionar la COVID-19. Nos encontramos en un periodo de transición, en el que nuestras prioridades han sido sacudidas y han tenido que ser redefinidas como consecuencia de la pandemia: ideas que antes solo rondaban en nuestra cabeza comienzan a hacerse realidad; horizontes que antes veíamos como hipotéticos y lejanos se acercan a gran velocidad. Es el momento de reconducir nuestra Unión y nuestra política para adaptarla a un contexto nuevo, a una nueva manera de entender el mundo.

De la pandemia hemos sacado muchas lecciones. Hemos aprendido la importancia de la cooperación entre los países de la UE en ámbitos que nadie había previsto, incluso en materias que no la competen directamente, como la sanidad. Durante el último año y medio las instituciones europeas se remangaron la camisa para aportar soluciones rápidas y eficaces a los ciudadanos: la Comisión Europea coordinó la compra de vacunas mediante un sistema igualitario para los estados miembros, no dejando a nadie atrás; lanzó el certificado COVID digital, abriendo las fronteras y permitiendo a los europeos volver a disfrutar de su derecho de libre circulación; y ha lanzado un fondo de ayudas sin precedentes, el “Next Generation EU”, que no solo pretende rescatar las dañadas arcas de los países europeos, si no relanzar sus economías, modernizarlas y realizar reformas estructurales que permitan una mejor adaptación al futuro, verde, digital y social, que se dibuja en la Unión Europea.

Estas acciones han estado muy presentes en la vida de los ciudadanos estos últimos meses, y como consecuencia, la imagen de la Unión ha mejorado. Según los datos del último Eurobarómetro, el porcentaje de apoyo a la UE es el más alto desde 2007. Cuando más está presente en la vida cotidiana de los ciudadanos, mejor se reconoce y se entiende el trabajo de Bruselas. Un ejecutivo y un parlamento transnacional, único en el mundo, resultan complejos de entender, pero si hay un esfuerzo por ambas partes, por la Unión de acercarse a los ciudadanos, y de los ciudadanos por preocuparse por la actuación europea, el resultado siempre es positivo. La pandemia nos ha enseñado que una comunicación clara, factual y potente, que ayude a entender los esfuerzos, las dificultades y los éxitos de las instituciones es clave para hacer transformar el ente abstracto europeo en algo mucho más concreto, tangible y presente en el día a día de los ciudadanos.

Europa funciona. La crisis del coronavirus ha sido una prueba de fuego, pero después de unas primeras semanas dominadas por los enfrentamientos entre Estados miembros, ha sabido hacerle frente con inteligencia y ha salido reforzada. Ahora nos enfrentamos a muchos otros retos tanto o más complicados que también van a requerir de una respuesta eficaz, potente y unida de instituciones y gobiernos, que además deben abarcar la dimensión humana y no solo la administrativa y económica. Por poner un ejemplo, la Unión Europea trabaja ya en las reformas que la convierten en líder mundial contra la lucha del cambio climático, asegurando una transición justa que no deje a nadie atrás. Esta es hoy día la mayor preocupación de muchos europeos, y las instituciones han de demostrar que entienden cuáles son las verdaderas prioridades.

Otros desafíos, como la revolución digital o un desarrollo controlado de la inteligencia artificial, no son tan evidentes a los ojos de la gente, pero sí igual de importantes. Necesitamos una regulación única a nivel europeo para preservar el equilibrio entre digitalización y privacidad, y de nuevo, de manera solidaria para que no haya países que se queden desfasados respecto a otros. Tenemos que asegurar que los derechos de todos los ciudadanos europeos se respetan en todas partes.

 Tenemos que asegurar que los derechos de todos los ciudadanos europeos se respetan en todas partes.

La Unión Europea también está más presente que nunca en la vida de colectivos oprimidos en determinados países, y debemos seguir trabajando para que vean en la Unión Europea y en su Carta de derechos fundamentales un refugio donde ampararse si se incumplen sus derechos. Recientemente el Parlamento Europeo ha reclamado que la violencia machista sea delito en todo el territorio, está intentando proteger la libertad de prensa y la independencia judicial de gobiernos que atentan contra ella y ha denunciado con contundencia los ataques contra las personas LGBTIQ.

En un mundo que avanza y cambia a una enorme velocidad la Unión Europea es más necesaria que nunca. Lo hemos vuelto a ver recientemente con la retirada americana de Afganistán o con los problemas en nuestras relaciones con Estados Unidos, por eso mi propuesta solo puede ser reforzar la integración europea, completarla y hacerla más presente en la vida cotidiana de nuestros ciudadanos. Desde el Parlamento intentamos acercar el enorme trabajo de los diputados europeos a pie de calle, a través de nuestras oficinas repartidas por todo el territorio y con proyectos como la Experiencia Europa, un centro de visitantes multimedia que esperamos llevar a todos los países, para que los ciudadanos puedan conocer de primera mano cómo funciona la institución que directamente les representa. Otra herramienta con la que contamos es Lo que Europa hace por mí, donde recapitulamos todas aquellas acciones de la Unión Europea que repercuten en nuestra vida diaria y mejoran nuestro entorno. Programas como Euroescola o el de las Escuelas embajadoras nos permiten acercarnos a las aulas para que los estudiantes tengan un mejor conocimiento de la Unión Europea desde jóvenes. Cada año ponemos en marcha nuevas iniciativas, pero es necesario hacer mucho más. Tanto por nuestra parte como por parte de los ciudadanos. Queremos estar más presentes, establecer un diálogo constante con la gente, aquellos que votan y quienes aún no lo hacen, porque los Parlamentos deben legitimar su trabajo cada día del año, haciéndose eco de las verdaderas prioridades y necesidades de la gente, teniendo siempre en cuenta sus deseos y sus miedos.

Esta es mi propuesta: una Unión Europea que cale de verdad en la vida de la gente, que sea un referente al que mirar tanto interna como externamente. Con acciones como la Conferencia sobre el Futuro de Europa, que durante varios meses permitirá un debate sincero entre los ciudadanos y sus representantes europeos, intentamos buscar la manera de responder aún mejor a esas demandas. Escuchar y ser escuchados. En este periodo de cambio profundo es nuestro deber abrir las puertas de la institución de par en par y asegurarnos de que sabemos realmente qué esperan los ciudadanos de su Unión Europea.

Jaume Duch, Portavoz y Director General del Parlamento Europeo.

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Comments
  • Rafael
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    Mi propuesta es dar trabajo a la gente joven, que tengan un futuro para poder independizarse y poder tener una familia. Posibilidad de tener una vivienda como derecho fundamental.Europa envejece y si no da oportunidades a nuestros hijos Europa no podrá seguir unida. Es complejo hacer una unión tan diversa. Otro reto que tenemos por delante las extructuras económicas deben estar para fortalecer la unión. Es complejo y lo puedo entender desde una perspectiva transversal pero no podemos ni debemos olvidar que si no damos la posibilidad de que los jóvenes puedan seguir adelante Europa para ellos será un fracaso. Los intereses económicos y geopoliticos están cambiando.Los mercados también. La digitalizacion es una nueva revolución que debemos afrontar como un reto favorable, pero la incertidumbre no es buena, ni para los jóvenes ni por su puesto para las personas mayores. La soledad de las personas mayores. Quizás una Europa de las culturas se entienda mejor respetando lo que tenemos. No se trata de hacer una tormenta de ideas. Los representantes políticos saben muy bien lo que quieren sus ciudadanos. La Pandemia nos ha hecho ver cosas que no veíamos desde el punto de vista de lo que es nuestra vida, por decir que nuestra salud es nuestro bien más preciado. Otro ejemplo, como teníamos a nuestros padres, madres y abuelos ni que decir tiene que me digan compañeros que aún hoy todavía hay residencias que no han pasado en año y medio ningún médico a visitarlos. Yo entiendo que cada país tenga su propias leyes pero si no nos armonizamos no sólo con directrices. La comunicación es fundamental y más en un mundo tan cambiante. Bueno os doy las gracias por poder expresar mi modesta opinión. Y que sigamos juntos muchos años. Y que los poderes económicos estén para que la gente pueda vivir y desarrollarse como familia.

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