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– Ignacio Macón García-Galán 

La relación bilateral entre los dos socios clave de Washington en Extremo Oriente se encuentra en su peor momento desde que se establecieron los vínculos diplomáticos entre ambas naciones. El pasado otoño, la Corte Suprema de Corea del Sur dictaminó que las empresas Sumitomo y Nippon Steel debían pagar una compensación por valor de 355.000 dólares a cinco nacionales de su país[1] sometidos a trabajos forzados dentro del marco de la “Ley de Movilización Nacional”, mediante la cual casi dos millones de coreanos fueron enviados a Japón (entonces “amo colonial” de Corea) para trabajar en su tejido industrial. El fallo fue seguido por otro idéntico, esta vez contra la empresa Mitsubishi, a la cual se consideró responsable de pagar otra indemnización a diez antiguos trabajadores[2].

Japón defiende que todas las reparaciones necesarias quedaron subsanadas por medio del “Tratado de Relaciones Básicas”, rubricado en junio de 1965 por los gobiernos de Eisaku Satō[3] y Park Chung-Hee, y con el cual se culminaba el proceso de normalización de relaciones entre ambos estados. En el marco del mismo, Tokio abonó a Corea del Sur 300 millones de dólares en calidad de compensación por los agravios derivados del periodo colonial, a los cuales se sumaban otros 500 millones en concepto de préstamo e inversión directa para el desarrollo de infraestructuras[4]. A efectos prácticos, esta inyección de capital nipón permitió a Corea del Sur dejar de ser una nación agrícola y atrasada para pasar a convertirse en una potencia industrial en apenas una década.

Seúl, no obstante, siempre ha aducido que la transferencia derivada del tratado es, en esencia, un acuerdo entre naciones, y que los pagos de compensaciones individuales, por tanto, no quedan incluidos dentro del mismo[5]. Desde la restauración democrática de principios de los noventa, los sucesivos gobiernos surcoreanos han solicitado en varias ocasiones el pago de reparaciones a diversos colectivos, destacando a los trabajadores movilizados de manera forzosa y a las “mujeres de consuelo” – eufemismo empleado para referirse a las casi 400.000 mujeres[6] que fueron empleadas como esclavas sexuales del ejército imperial entre 1931 y 1945 – .

Ante esta posición, la administración Abe se ha mostrado especialmente intransigente e incluso abierta a la confrontación. El premier nipón, conocido por su carácter nacionalista y retórica asertiva, afirmó abiertamente que es a Seúl a quien siempre ha correspondido la responsabilidad histórica de establecer un fondo de pensiones y compensación con el dinero transferido, y apremió al presidente surcoreano a implicarse de manera directa en el asunto para evitar un empeoramiento de la situación. Moon Jae-In, no obstante, se apresuró a lanzar balones fuera, aduciendo que la separación de poderes, defendida en la constitución de su país, le impedía interferir en una decisión judicial[7].

En noviembre, Tokio anunció su intención de remitir el caso a la Corte Internacional de Justicia para lograr una sentencia que dirima la disputa de manera definitiva[8]. Seúl protestó con vehemencia, insistiendo en que la solución concluyente tan solo puede llegar por medio de un acuerdo bilateral y una disculpa oficial.

El contencioso se solapa, a su vez, con la disputa territorial que ambos estados mantienen desde hace décadas por la soberanía de los islotes de Dok’do – o Takeshima, en japonés –, dos rocas ubicadas a medio camino entre la península coreana y la costa occidental japonesa que Seúl viene administrando desde 1954, y que Japón reclama como suyas. Las aguas en torno a las rocas fueron lugar de varios roces entre buques y navíos de las fuerzas armadas de ambos Estados durante los meses de diciembre y enero, ahondando en la crisis diplomática. En Corea del Sur, las llamadas al boicot de productos japoneses se sucedieron a través de un sinfín de plataformas a lo largo de la primavera, al tiempo que las manifestaciones en contra del país vecino se hacían cada vez más frecuentes y virulentas[9].

Ante la escalada de la situación, Tokio decidió pisar el acelerador. A principios de julio eliminó a Corea del Sur de la “lista blanca” de socios seguros para la exportación, anunciando una serie de duras medidas comerciales contra la nación vecina, entre las cuales destacaba el incremento de las trabas burocráticas a la exportación de componentes para la elaboración de semiconductores, industria estrella de Corea del Sur. La maniobra no es algo que debamos tomar a la ligera, máxime teniendo en cuenta que Japón es el lugar de procedencia del 80% de dichos componentes y que las empresas surcoreanas, a su vez, fabrican casi el 70% de los chips de memoria y el 90% de las luces OLED que se venden en el mundo[10].

Cuando se cumple un año del estallido de la crisis, sin visos de mejora a la vista, nos vemos inherentemente remitidos a una cuestión. ¿Qué debemos esperar?

A diferencia de lo que venía siendo habitual en los últimos años, Tokio se ha mostrado especialmente asertivo y presto a anticiparse a la reacción surcoreana en esta ocasión. Es innegable que, en el terreno comercial, Seúl tiene más que perder, razón por la cual Abe ve pocos escenarios en los que su país pudiera sufrir un efecto adverso severo. Ello explica, igualmente, que las medidas de represalia adoptadas por el ejecutivo de Moon hayan sido más de carácter diplomático – como retirarse del GSOMIA – que económico.

Por su parte, las empresas chinas se han ofrecido a llenar el vacío que la disminución de componentes japoneses pudiera dejar en las cadenas de suministro de corporaciones como Samsung, LG o SK Hynix. No obstante, cabe destacar que las medidas adoptadas por Japón no suponen una suspensión de las exportaciones, sino un aumento de las trabas burocráticas para llevarlas a cabo. El temor principal se centra en el hecho de que una hipotética continuidad de la situación podría suponer, a medio plazo, una incapacidad de satisfacer la demanda de numerosas empresas de productos electrónicos – y no solo asiáticas –.

Por el momento, Tokio parece tener la sartén asida por el mango y, para disgusto de Seúl, Washington ha optado por mantenerse al margen. El reloj juega también a favor de Abe, quien a finales del año próximo se despedirá del cargo como el premier nipón que lo ha ostentado durante más tiempo. Puede hacerlo, además, satisfaciendo a un notable sector de su sociedad que se pregunta cuántas veces es necesario disculparse ante Corea, y que clama por un rol más activo de su nación a la hora de defender sus intereses. Sin embargo, y más allá de todo ello, a Japón tampoco le interesa postergar una situación de conflicto con un estado que compra el 7,3% de lo que vende, máxime cuando ello puede suponer el enquistamiento de una crisis que, claramente, responde más a impulsos sentimentales que económicos.

LISTA DE REFERENCIAS

[1] THE JAPAN TIMES – “Tokyo and Seoul clash over South Korean warship’s alleged direction of fire-control radar at MSDF plane”, Kyodo News, December 24th 2018.

[2] REUTERS – “South Korean forced labor victims to seek Japan’s Mitsubishi asset sale”, by Joyce Lee, July 16th 2019. https://www.reuters.com/article/us-southkorea-japan-laborers-mhi/south-korean-forced-labor-victims-to-seek-japans-mitsubishi-asset-sale-idUSKCN1UB0HO 

[3] Tío abuelo del actual premier, Shinzo Abe.

[4] Texto íntegro del tratado. Disponible en: https://treaties.un.org/doc/Publication/UNTS/Volume%20583/volume-583-I-8473-English.pdf 

[4] LAWFARE BLOG – “Korea and Japan Clash Over History and Law”, by Brian Kim, August 16th 2019. https://www.lawfareblog.com/korea-and-japan-clash-over-history-and-law

[5] LAWFARE BLOG – “Korea and Japan Clash Over History and Law”, Brian Kim, August 16th 2019.

[6] Se estima que la mitad de ellas eran coreanas -> “Silence Broken: Korean Comfort Women”, by Dae-Sil Kim-Gibson.

[7] BUSINESS KOREA – “Moon and Abe Should Not Use Historic Issue for Their Domestic Politics Anymore”, by Jack H. Park, August 1st 2019.  http://www.businesskorea.co.kr/news/articleView.html?idxno=34495

[8] UPIJapan to bring South Korean court ruling on forced labor to international court”, by Wooyoung Lee, November 6th 2018. https://www.upi.com/Top_News/World-News/2018/11/06/Japan-to-bring-South-Korean-court-ruling-on-forced-labor-to-international-court/7631541482073/

[9] BUSINESS INSIDER – “South Koreans are canceling vacations to Japan and boycotting its beer in a trade war more bitter than Trump’s feud with China”, BY Komeii Soheili, September 27th 2019. https://www.businessinsider.com/south-koreans-boycott-japan-products-cancel-vacations-over-trade-war-2019-9?IR=T

[10] DBS CORPORATE BANKING – “Japan-Korea tensions pose new risks to electronics supply chains”, by Ma Tie-Ying, July 3rd 2019. https://www.dbs.id/id/corporate-id/aics/templatedata/article/generic/data/en/GR/072019/190703_insights_korea_japan_tensions.xml

IEEE (Instituto Español de Estudios Estratégicos) – “Choque Seúl-Tokio. Los aliados clave de Washington afrontan su peor crisis bilateral en décadas”, Ignacio M. García-Galán, 14 de octubre de 2019. http://www.ieee.es/contenido/noticias/2019/10/DIEEEO91_2019IGNGAL_CoreaSurJapon.html

Dan Oberdorfer & Robert Carlin – “The two Koreas: a contemporary history (revised and updated)”, ISBN 978-0-465-03123-8.

Dae-Sil Kim-Gibson – “Silence Broken: Korean Comfort Women”, by Dae-Sil Kim-Gibson. ISBN  978-0-931-20988-8 .

 

– Ignacio Macón García-Galán. Alumno del Máster en Relaciones Internacionales del Instituto Universitario de Estudios Europeos.

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