En Justicia e Interior

– Jacob Peterson – 

Estados Unidos y Europa tienen mucho en común; intereses, valores, y han sido socios en etapas varias durante los últimos setenta años. La relación entre las dos grandes potencias ha evolucionado de forma significativa desde el nacimiento de los Estados Unidos hasta el mandato de los dos últimos presidentes: George W. Bush y Barack Obama. Desarrollaron sus propias políticas hacia el continente, una de compromiso y la otra con señas de retirada. Desde el periodo del aislacionismo hasta el presente, las relaciones con Europa han estado en continua evolución, y seguirán cambiando en el futuro.

La Doctrina Monroe fue la primera que podemos destacar en acción exterior entre los Estados Unidos y Europa. James Monroe, en 1823, el sexto presidente de los Estados Unidos, declaró en un discurso al Congreso que los países europeos deberían quedarse fuera de los asuntos del hemisferio oeste.

Consecuentemente, Estados Unidos permaneció aislado hasta que, en la Primera Guerra Mundial, entró en el bando  de los Aliados. Cuando acabó la guerra, el presidente Wilson llegó a Europa para pronunciar los Fourteen Points, dando comienzo la Sociedad de Naciones; sin embargo, los EEUU no entraron en la organización y volvieron a una política de aislacionismo.

No obstante, volvieron a posicionarse del lado de los aliados en la Segunda Guerra Mundial. Tras el conflicto, en 1945 se establecieron las Naciones Unidas, y cuatro años más tarde, la OTAN. Los EEUU habían llegado para ser la primera potencia mundial, pero no estaban solos; así, durante los siguientes cincuenta años, la URSS y los EEUU, comunismo y democracia, comenzaron la Guerra Fría. Los EEUU entraron en un periodo de contención. La guerra se extendió a todo el mundo, pero Europa estaba geográficamente en el medio de ambas potencias. La defensa de Europa era muy relevante para los americanos y, durante este tiempo, los dos fueron socios hasta el fin del conflicto.

Desde 1945 hasta el año 2000, el foco principal de la política exterior de los Estados Unidos ha estado en Europa; no obstante, eso cambiaría durante el primer mandato de Bush hijo.

Al principio de su presidencia, Bush quería enfocarse en los asuntos domésticos en vez de los  internacionales, pero todo cambió tras  el 11S. De repente, su política exterior giró hacia Oriente Medio y, con la ayuda de la OTAN, los EEUU entraron en Afganistán para luchar contra Al-Qaeda, contra el terrorismo y para difundir la democracia. Bush destacó la lucha contra el terrorismo con la Operation Enduring Freedom, y dijo que los EEUU lucharían por “…no solo nuestra libertad, sino la libertad de gente por todas partes del mundo”.

Estos objetivos, la lucha contra el terrorismo y la propagación de la democracia, dirigirían la política exterior de Bush el resto de su presidencia. Los EEUU entraron en una guerra contra el régimen de Saddam Hussein para prevenir el uso de armas de destrucción masiva. Bush solicitó la ayuda de los países europeos en su lucha contra el terrorismo y varios respondieron a la llamada; sin embargo, la guerra fue muy impopular en Europa porque faltó una causa justa, y creó una división, particularmente con Alemania y Francia.

La lucha contra el terrorismo también se aplicó a los países que apoyaban el terrorismo y “el mal en el  mundo”, el Axis of Evil, que incluía Cuba, Corea del Norte, Irán y Libia.

Sobre todo, la política exterior estaba enfocada hacia la lucha contra el terrorismo y la difusión de la democracia y la libertad en todas las partes del mundo, pero, especialmente, en Oriente Medio. En este modelo, la política exterior volvió al periodo de la Guerra Fría, cuando estaba dirigida a la contención del comunismo; esto es, para Bush quería luchar contra un enemigo concreto, y el resto de objetivos quedaron a un lado.

La política exterior de Obama representó un gran cambio intentando distanciarse de la política de Bush. Una de las primeras cosas que prometió Obama fue la retirada de tropas de Afganistán e Irak, dos guerras que habían perdido el  apoyo de la opinión pública.

La retirada de tropas de los dos países no fue solo un gran cambio de política. Obama quería rewrite the playbook (reescribir el libro). El periodista Jeffrey Goldberg, en su artículo “The Obama Doctrine”, realizó una serie de entrevistas sobre sus primeros cinco años de mandato. En él, Goldberg dijo: “Though he has a reputation for prudence, he has also been eager to question some of the long-standing assumptions undergirding traditional U.S. foreign-policy thinking“.

Obama también es un precursor del llamado leading from behind, es  decir, apoyar otros países y fomentar su participación en asuntos mundiales, en vez de implicarse directamente, con los EEUU actuando como líderes. Parte de esa ideología se basa en fortalecer las alianzas y trabajar desde detrás.

Durante sus dos mandatos, firmó un acuerdo con Irán, restableció relaciones con Cuba, y pivotó sus prioridades estratégicas hacia Asia. El pívot ha sido la actuación más significativa de la presidencia de Obama. En los últimos 70 años, la estrategia exterior se había centrado en Europa y en Oriente Medio; no obstante, con el pívot, esto ha cambiado. Esto no significa que Europa y Oriente Medio no sean importantes, pero sí que Obama cree que el futuro se desarrollará en Asia.

Eso es, en parte, consecuencia del declive de su poder hacia el exterior. Los EEUU quieren tener una posición de dominio en tres regiones: Europa, Oriente Medio, y Asia. China es un poder creciente y Obama quiere asegurar el dominio estadounidense en la región. Consecuentemente con esta política, Obama  ha puesto en marcha el TPP, ha fortalecido las alianzas con los países asiáticos y ha posicionado a la armada de los EEUU para defenderlas.

El mundo es muy grande y es muy difícil  mantener el dominio en todas partes. En resumen, Obama ha decidido que los esfuerzos de los EEUU den un giro hacia Asia. Esto no significa que Europa y  Oriente Medio no se consideren regiones estratégicas, pero Obama piensa que los países afectados por un conflicto tienen que hacerse cargo de sus asuntos, pasando los EEUU a desempeñar un papel de apoyo en vez de uno de liderazgo. Vivimos en un mundo cambiante, y el país más poderoso del mundo ha desplazado su prioridad hacia una nueva región; así se abre una nueva etapa para el futuro.

Jacob Peterson. Antiguo alumno del Máster en Relaciones Internacionales del Instituto Universitario de Estudios Europeos

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