En Hablamos de Europa

-Lorena Méndez-

La guerra de Ucrania ha despertado cierta preocupación en Europa del Este y los Balcanes, provocando así un clima de incertidumbre que ha llevado a la Unión Europea (UE) a reconsiderar y a acelerar las negociaciones relacionadas con los procesos de ampliación en esta región. Uno de los países balcánicos que ha mostrado un compromiso más firme hacia la integración en el bloque europeo ha sido la República de Albania, que obtuvo el estatus de país candidato a la UE en 2014 y ha estado ejerciendo presión durante más de una década para lograr su adhesión.

Tras el colapso del régimen comunista en 1991, Albania ha emprendido esfuerzos significativos para avanzar hacia una economía de mercado, consolidar su democracia y progresar en su camino hacia la adhesión a la UE. El primer paso lo daba ya en mayo de 1992, mediante la firma del Acuerdo sobre Comercio y Cooperación Económica y Comercial con la entonces Comunidad Europea en Bruselas. El siguiente gran hito en las relaciones de Albania con la Unión se logra a través del Acuerdo de Estabilización y Asociación (AEA), firmado en junio de 2006 y que no entraría en vigor hasta abril de 2009. Un acuerdo dispuesto con la finalidad de afianzar la democracia en Albania, fortalecer la cooperación con la UE y facilitar así la transición albanesa hacia una economía de mercado y su inclusión en el mercado interior.

La Comisión Europea publicó en junio de 2014 un informe sobre los progresos de Albania en la lucha contra la corrupción, la delincuencia organizada y la reforma judicial, tres pilares fundamentales para la consolidación de la democracia. Aunque el informe señaló que todavía persistían importantes desafíos en estos ámbitos, también destacó los avances logrados y la determinación política del gobierno albanés para implementar reformas esenciales en su camino hacia la integración en la UE. Esto contribuyó a que, en ese mismo mes, el Consejo Europeo concediera a Albania el estatus de país candidato a la UE.

Desde entonces, Albania ha ido avanzando en el cumplimiento de los estándares europeos, esforzándose por cumplir los famosos criterios de Copenhague en diferentes áreas.

RUMBO A LA ESTABILIDAD ECONÓMICA

La economía albanesa ha demostrado una considerable resiliencia a lo largo de las últimas décadas, adaptándose con fortaleza a los desafíos y transformaciones que ha ido enfrentando. Con la caída del régimen comunista en 1991 y el comienzo de la transición hacia una economía de mercado, Albania figuraba como el país más empobrecido y aislado de Europa, sufriendo una de sus peores crisis en 1997, cuando el país atravesaba un colapso de los sistemas financieros piramidales que provocó una gran rebelión social. Sin embargo, a lo largo de las últimas décadas, Albania ha emprendido una serie de reformas y ajustes que han permitido un gradual y constante avance hacia la estabilidad económica, avanzando así en la alineación de sus políticas de competencia y de inversión con las normas europeas y creando un entorno más favorable para el crecimiento económico.

Desde entonces, el país ha ampliado su presencia internacional al integrarse en diferentes organizaciones internacionales como el Fondo Monetario Internacional (FMI) en 1991, la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa (OSCE) en 1991, el Consejo de Europa en 1995 o la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) en 2009, entre otras. Esto ha facilitado la apertura de su economía al exterior, fomentando un entorno más favorable para el intercambio comercial y la inversión extranjera.

Durante los últimos años, Albania ha tenido que hacer frente a diversos desafíos como el devastador terremoto que sacudió al país en 2019, la pandemia del COVID-19, o la invasión rusa de Ucrania. Sin embargo, la respuesta de las autoridades ha sido ágil y eficaz y la economía del país ha logrado retornar a un estado de normalidad. Esta capacidad de recuperación ha tenido un impacto positivo en los principales sectores de la economía albanesa.

Por un lado, el turismo se ha convertido en el motor del crecimiento económico albanés y supone un importante recurso para el desarrollo del país, lo cual favorece la creación de empleo y el aumento de la exportación de servicios. La agricultura también supone otro peso importante en la economía del país, constituyendo casi el  20%  de su PIB y proporcionando empleo a más del 40% de la población. Sin embargo, el sector agrícola enfrenta importantes desafíos que limitan su potencial, tales como la fragmentación de tierras, el registro inadecuado de propiedades, la falta de infraestructuras o el incumplimiento de las normas de seguridad alimentaria que obstaculiza la expansión en mercados internacionales. Por otra parte, el gobierno albanés también ha centrado sus esfuerzos en la transformación digital, reconociendo su importancia para el desarrollo económico. Durante los últimos años, Albania ha logrado resultados notables en el aprovechamiento de nuevas tecnologías para mejorar el sector público, ofreciendo el 95% de los servicios online, impulsando el alcance de estos servicios en áreas previamente desatendidas y aumentando la eficiencia en el uso de los recursos públicos.

CORRUPCIÓN, TRANSPARENCIA Y CRIMEN ORGANIZADO

A pesar de que la constitución albanesa establece un poder judicial independiente y se está avanzando en la dirección adecuada, la corrupción todavía sigue siendo una deuda pendiente en la relación entre Albania y la UE. De hecho, el país obtuvo una puntuación de 38 en el Corruptions Perception Index publicado por Transparency International, que clasifica a 180 países y territorios según los niveles percibidos de corrupción en el sector público, en una escala que va de 0 (altamente corrupto) a 100 (muy transparente). Esto quiere decir que Albania se encuentra en la mitad inferior de índice, reflejando la necesidad de una serie de avances significativos en cuanto a la transparencia y la integridad en la administración pública para mejorar su posición y cumplir con las expectativas europeas.

El Acuerdo de Estabilización y Asociación entre la UE y Albania destaca varios desafíos cruciales que la república albanesa debe superar para avanzar en su proceso de integración europea, especialmente en áreas relacionadas con la justicia y la seguridad. Estos desafíos incluyen garantizar la independencia y mejorar la eficiencia del poder judicial, así como fortalecer las medidas para prevenir y combatir la delincuencia organizada y la corrupción. En este sentido, el gobierno ha desarrollado algunas reformas en el sistema judicial para garantizar la independencia, eficiencia e imparcialidad de sus instituciones. Una de ellas es la implementación de un nuevo proceso de investigación judicial implementado gracias a reformas legales respaldadas internacionalmente, que ha llevado a la destitución de numerosos jueces por sospechas de corrupción en los últimos años. Otra de las medidas implementadas por el gobierno albanés para aproximarse a la Unión Europea fue la creación de la Fiscalía Especial contra la Corrupción y la Criminalidad Organizada (SPAK, por sus siglas en albanés), una estructura independiente cuyo objetivo consiste en la investigación, persecución y adjudicación de casos de corrupción y crimen organizado.

Albania tiene una posición estratégica en el entramado criminal europeo, actuando como nexo para las redes de delincuencia organizada. “Los grupos criminales albaneses están implicados en el tráfico, almacenamiento y distribución de (…) drogas en la Unión Europea (…). Estos grupos utilizan el lavado de dinero para mover sus ganancias ilícitas entre países, por lo que una colaboración internacional estrecha es esencial para identificar y confiscar estos activos”. Es por ello que surge EU4FOCAL (“Fight against organised crime in Albania through criminal and financial investigation”), un proyecto financiado por la UE que “tiene como objetivo mejorar la lucha contra la delincuencia organizada y el tráfico de drogas en el país a través de métodos de investigación proactivos e inteligencia”.

 

ALBANIA Y SU POSICIÓN EN EL MAPA MIGRATORIO

Albania se ha convertido en un punto crucial en el mapa migratorio europeo, actuando como una ruta importante para los migrantes que buscan llegar a la UE. Su ubicación estratégica en los Balcanes la convierte en un país de tránsito clave, especialmente para aquellos que buscan alcanzar Europa desde Asia, Oriente Medio o África. Según el informe publicado por la Comisión Europea en noviembre de 2023 sobre la ampliación de Albania, el país ha realizado importantes esfuerzos para alinear su marco legal en materia de migración con el acervo de la UE, aunque es importante que el país armonice su política de visado con la de la Unión, “en particular por lo que se refiere a los terceros países que presentan riesgos de migración irregular o seguridad para la UE”.

Cabe destacar que la UE ha adoptado algunas medidas para gestionar la migración en la región a través de un Plan de Acción de la UE para los Balcanes Occidentales, financiado con el Instrumento de Ayuda Preadhesión (IAP), que ya ha proporcionado más de 200 millones de euros entre 2021 y 2022 para mejorar la gestión de la migración en la región balcánica. Asimismo, la UE trabaja con Frontex, “la Agencia Europea de la Guardia de Fronteras y Costas que ayuda a los Estados miembros (…) y los países asociados al espacio Schengen a gestionar las fronteras exteriores de la UE y a luchar contra la delincuencia transfronteriza”.

 

EL FUTURO EUROPEO DE ALBANIA: ¿A UN PASO DE LA REALIDAD?

Resulta indiscutible que Albania ha progresado significativamente durante las últimas décadas, evolucionando desde una era de aislamiento y autarquía hacia un proceso de integración y alineación con los estándares europeos. Los criterios de Copenhague establecen que cualquier país que desee adherirse a la Unión deberá cumplir con unos estándares que garanticen la democracia y el Estado de Derecho. En esta línea, es importante mencionar que Albania solamente obtuvo una puntuación media de un 6,28 sobre 10 en el Índice de Democracia publicado por The Economist Intelligence Unit’s (EUI), calificación que sitúa al país en la categoría de ‘democracia imperfecta’.

La integración de una Albania plenamente democrática en el bloque europeo podría acarrear muchos beneficios tanto para el pueblo albanés como para la propia Unión. En este contexto, es relevante destacar que la sociedad albanesa ve con muy buenos ojos la posibilidad de unirse a la Unión. De hecho, una encuesta realizada por el Center for Insights in Survey Research muestra que el 92% de los albaneses apoya la adhesión de su país a la UE. Para Albania, la integración europea podría ser una oportunidad clave para reforzar sus instituciones y estimular su desarrollo económico, al tiempo que mejora la estabilidad política y eleva sus estándares democráticos. También podría acarrear numerosos beneficios para Europa, fortaleciendo la estabilidad regional en los Balcanes Occidentales, ofreciendo nuevas oportunidades comerciales, fomentando una colaboración más estrecha en la gestión de la delincuencia y la migración, aumentando la influencia geopolítica europea en la región y consolidando su papel como actor clave en la promoción de estabilidad y desarrollo en el continente.

No obstante, todavía existen importantes desafíos que obstaculizan el progreso del país y ralentizan en gran medida el proceso de integración: la lucha contra la corrupción y la inestabilidad económica.

Dada la creciente dependencia de Albania de la financiación externa, los riesgos relacionados con el tipo de cambio, la tasa de interés y el refinanciamiento siguen siendo elevados. Nuevos aumentos en los precios de los alimentos y la energía son un riesgo clave para el crecimiento, ya que podrían afectar el ingreso real disponible, ralentizar la reducción de la pobreza y potencialmente restringir el espacio fiscal

Banco Mundial, 2024

Asimismo, cabe mencionar que los valores fundacionales de la Unión reflejan una tradición cristiana que ha sido clave en la configuración de políticas y en el desarrollo de una identidad europea. En este contexto, la adhesión de un país con mayoría musulmana puede representar un verdadero desafío en cuanto a la coexistencia y la armonización de valores y principios. Por tanto, será esencial una estrecha colaboración entre Albania y la UE para abordar estos retos de manera efectiva y seguir implementando importantes reformas que sean sostenibles a lo largo del tiempo.

La UE inició las negociaciones de adhesión con Albania en julio de 2022 a través de una conferencia intergubernamental, lo cual supuso un avance muy importante en el proceso de integración y el comienzo del camino albanés hacia un futuro europeo. Este paso no solo refleja el compromiso mutuo en el proceso, sino también la voluntad de ambas partes de trabajar juntas para enfrentar los desafíos que aún persisten. Mientras Albania se aproxima a su sueño europeo, es fundamental que continúe avanzando en la promoción de valores democráticos y en la resolución de las dificultades económicas y de corrupción. Solo así podrá asegurar una adhesión exitosa y beneficiosa que represente una oportunidad para fortalecer la cohesión en los Balcanes y consolidar una Europa más unida y estable.

 

Lorena Méndez, asistente de investigación del Real Instituto Universitario de Estudios Europeos de la Universidad San Pablo CEU.

Este artículo forma parte del proyecto Hablamos de Europa, financiado por el Ministerio de Asuntos Exteriores, Unión Europea y Cooperación del Gobierno de España.

BIBLIOGRAFÍA

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